6 fotos de la Basílica Visigoda de Santa Lucía del Trampal - Alcuéscar (Cáceres)
El arte Visigodo pertenece a un periodo artístico de gran trascendencia en todo el territorio extremeño y en todo el territorio hispano-visigodo. Cronológicamente coincide con la irrupción en la península ibérica de este pueblo de origen germánico desde principios del siglo V d. de C. hasta que se produce la invasión musulmana en el siglo VIII d. de C.
Santa Lucía del Trampal es el ejemplo más completo de la arquitectura del momento en nuestra Autonomía al conservar gran parte de la estructura original, pudiéndose observar aún su nave transversal y su primitiva cabecera.
El edificio, de carácter monástico, se encuentra ubicado en el enclave fértil y remoto del Trampal.
Se trata de una basílica de tres naves destinadas a los fieles, que techarían cubiertas de madera, a continuación, un pequeño estrechamiento en el crucero y una triple cabacera. El crucero iba cubierto con tramos de abovedamientos y cimborrios sobre arcos torales en herradura. La cabecera tripartita de cuerpos cuadrados, abovedados en piedra e independientes entre sí, indica la procedencia oriental de este tipo de estructura, comparable con la basílica de San Juan de Baños, en Palencia (siglo VII).
La escasez de vanos es una nota predominante en toda esta arquitectura visigoda. La luz penetra en el interior del edificio a través de unos pequeños arcos de herradura, originalmente cubiertos con celosías de piedras, que se abren en los tres frentes de las cabeceras y a ambos lados del crucero.
Los materiales utilizados para su construcción fueron la mampostería cubierta de estuco, hoy desaparecido, y grandes sillares de piedras cuidadosamente labradas y encajadas en las esquinas.
En el exterior del aula y del coro se complementaba con dos pórticos adicionales a cada laso del eje transversal y otra serie de estancias que equilibraban la plante del edificio. la finalidad de estas últimas no esta interpretada de modo definitivo, presumiblemente se tratarían de pequeñas cámaras destinadas a servir de celdas a los monjes.
Fotografía: Demetrio Fernandez Vaquero.
Documentación: Libro de oro del Arte de Extremadura.
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