Cuando la tarde va cayendo, el sol camina hacia el ocaso, los obreros caminan presurosos hacia sus hogares para darse una fresca ducha y hacer una carantoña a sus retoños que con alegría se encaraman encima de esa ""mami"" o ese ""papi"" que llega cansado del abusivo trabajo al que están sometidos para poder seguir adelante, es cuando las viejas paredes de la histórica ciudad cacereña se tornan de un color mágico que las hace aún más misteriosas y atractivas. Los turistas pasean por las estrechas calles de la vieja ciudad medieval admirando su excelente conservación y expresando su admiración por la belleza del conjunto histórico artístico de la amurallada ciudad medieval con mezclas predominantes de romana y mozárabe. La noche que se acerca, tiende a pintar las paredes que miran al Este de color más oscuro privándolas de la luz del día mientras que las orientadas al Oeste se tiñen de un color dorado que el Astro Rey les regala a modo de despedida Hasta la mañana siguiente. Mientras las terrazas de los bares y restaurantes se llenan de clientes para tomarse un refresco o disfrutar de una merecida cena, así poder seguir disfrutando de las maravillosas vistas que esta ciudad ofrece al visitante, tanto de día como de noche, de día belleza natural y de noche belleza lumínica, el mismo lugar visto de distinta forma, lo cual no merma su belleza. En fin, podía seguir describiendo la tarde/noche en Cáceres, pero entiendo que es mejor verlo en vivo y en directo y visitar el Restaurante ""La Estancia"" en la Plaza Mayor, donde José o Emilio les servirán algo de sus maravillosas especialidades culinarias de la buena cocina cacereña.
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